viernes, 20 de julio de 2007

El lío

¿Y si por mala suerte al día siguiente T y Pretérito se encuentran?. Eso sería, definitivamente, terrible. Pretérito, por su carácter, no buscaría pelea, pero el otro, Ja, ese sí que era un revoltoso. La tía F le había dicho a un vecino, a propósito de la ida de B, que eso era mejor así, porque sino iban a terminar matándose esos dos. Yo, honestamente, no le encuentro mucho sentido a esto. ¿Qué?. Yo no sé, yo venía andando, distraído en las vitrinas cuando me tropezó y casi caigo al suelo. El señor verdulero me miró así, como suele decirse en los grandes libros, de soslayo y yo no pude evitar reírmele en su cara. Es que, sabes, era una situación absurda. Dos tipos abrazados detrás de unos estantes. ¿Que pensaría Pretérito de ver algo así? En última instancia lo que se puede decir de todo esto, es que T no aparecerá por estos lares, pues está de viaje, o algo así.

La calle solitaria, las tres de la madrugada, el piso humedo por la lluvia de hacía un par de horas, las luces amarillentas de los postes y los semáforos intermitentes, indicando que a esa hora no existen leyes ni normas, como diciendo «pase a su propio riesgo». En la esquina de la Farmacia estaba T, arrodillado y con las dos manos sobre el abdómen, ensangrentadas, sosteniéndose las tripas y mirando una botella de licor rota por la mitad, que estaba junto a él. En ese momento pensaba en... no lo sé, no sé en que pensaba.

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