La tiró del cabello, le mordió la nuca, le amarró las muñecas detrás de la espalda y metió sus dedos por entre sus nalgas húmedas, luego de acariciarla y tirarla cada vez más del cabello negro, la penetró mientras insertaba uno de sus dedos en su ano. Así la agitó una y otra vez, embistiéndola con ferocidad de animal hambriento. Luego, al momento en que ella gritaba con más fuerza, mientras una catarata hirviente se vertía sobre su falo, él la desenfundó, como una escena medieval, y luego derramó su líquido como una sangre blanca sobre su espalda sudada. Unos mechones de cabello le quedaron entre los dedos al último y más desesperado grito de su garganta. Él se acercó jadeante a su cuello, a su nuca y así, lentamente como un predador acercó su boca hasta el vértice de su mandíbula y su oreja. Ella tembló. Pretérito le susurró apenas, como si muriese en aquél momento, te amo.

Todo parecía la más bizantina postal, algo así como una fotografía en sepia, en blanco y negro, una escena rococó de la más mórbida insensata felicidad. El amor que más corroe, un plebiscito de los cielos o del infierno, nunca se sabe, para el amor.
Ellos tenían el mundo por delante y sin embargo Pretérito sólo pensaba, luego de aquel buen sádico amor, en la sangre de ella y en la de su amigo, corriéndole entre los dedos. Estaba enfermo.
4 comentarios:
La enfermedad de Pretérito no es la que se cree, ¿cierto?, el es sádico a consecuencia y carece de culpa que lo impute, -eso quiero creer-, su enfermedad (Terminal) es el amor, vuelto crónico, y ahora liberado…
¿pudiera tener YO un pretérito a mi lado, que se desviva de esa manera?... no había conocido un enfermo así que entre tanto y tanto juegue con su destino, como juega con sus dedos…
No pensemos en nada y dejémonos caer, mientras dormimos.
pobre preterito, salta, sucumbe a sus deseos una y otra vez, pobre de las victimas de sus debilidades porque no saben que la muerte es lo unico que el tiene para ofrecer.. tiene un arsenal de palabras dichas y redichas, que tantos oidos las han escuchado.. él no entiende como surten efecto aun.. pobre pobre..
pobre del pobre, dice una opular canción del bolerista de américa. De cualquier modo hay quien no distingue entre la fantasía y la realidad, y espera siempre que la fantasía sea SU realidad. Claro, este pobre ser que soy, sabe bien la diferencia, por ello no puede, primero, ser de katrina, ni de nadie más, segundo, entender el encono absurdo de éxodo en el país de las maravillas.
Aterrizar, quizá, sería buena sugerencia, señor(a). La sublimación excesiva es, como se infiere entre líneas, un problema crónico que degenera en blasfemias y golpes vacuos. Pobre del pobre, como cantaba Felipe.
Te perdí la pista con tu larga ausencia. Este sexatez me ha conmovido con su fuerza devoradora, con sus imágenes, con esa sangre blanca, con sus incógnitas y sobre todo esa grieta que sigue abriéndose, persiguiéndole con ese estigma de soledad oscura e indómita.
Me pongo al día con tus escritos.
Un abrazo.
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